El cristianismo y la sexualidad

En el cristianismo, a pesar de las amplias variaciones entre diferentes confesiones cristianas, que suelen específicamente incluir diferentes puntos de vista sobre la sexualidad, es posible trazar un cuadro general de la visión del sexo en la doctrina bíblica.

Las bases de muchos puntos de vista cristianos provienen de la idea de que la sexualidad humana fue creada por Dios con el propósito de la procreación y la intimidad que proporciona a una pareja sexualmente activa una relación íntima, emocional y espiritual, a través de la íntima relación física. De ese modo, el sexo debe restringirse a una relación de por vida entre un hombre y una mujer. El matrimonio es un compromiso a una relación permanente como base para construir una familia estable. Dado el énfasis en la función procreadora del sexo, las relaciones sexuales y los actos sexuales que no conduzcan a la concepción son desaconsejados o expresamente prohibidos, en gran parte de las confesiones cristianas.

Según las doctrina y magisterio cristiano más extendidos, tanto entre católicos como protestantes, aunque con más énfasis entre los denominados conservadores que entre los denominados moderados, la sodomía es un pecado, al no conducir a la procreación, y considerarse contraria a las intenciones de Dios para el sexo. No obstante, un pequeño número de iglesias y confesiones cristianas consideran moralmente aceptable la homosexualidad.

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