El noviazgo y las adicciones

Un posible compañero o compañera matrimonial ha de ser alguien que esté libre de adicciones.
Este principio debe estar entre los no negociables respecto a un posible compañero o compañera. ¿Por qué? Porque cuando alguien comienza a usar y abusar del alcohol o de otra sustancia legal o ilegal, su desarrollo emocional se interrumpe en ese mismo momento. Una persona de cuarenta años que haya comenzado a consumir alcohol o drogas a los quince, y que haya continuado usándolas, sigue siendo, emocionalmente, una persona de quince años. Es normal que pensemos como quinceañeros, como adolescentes, pero es espantoso cuando se supone que somos adultos. Un niño de quince años haría una pobre elección al escoger a alguien para casarse. Sumémosle a esto el hecho de que los adictos poseen patrones de conducta poco saludables al relacionarse con quienes los rodean. Para que un adicto esté en condiciones de casarse suelen requerirse años de rehabilitación.
He sido capellán en centros de rehabilitación para adictos a las drogas y al alcohol, y puedo afirmar con propiedad que pocas cosas tienen un impacto más negativo en una relación que algún tipo de adicción. Vivir con un adicto te convertirá en un cómplice. Su amor se volverá enfermizo, algo que generalmente se conoce como «code pendencia».
El adicto necesita que tú lo «rescate » con el fin de experimentar tu amor; mientras que tú te acostumbrarás a demostrárselo de esa forma.

Codependencia

Se considera codependienteaquella persona que tiene a algún familiar o relación cercana, incluyendo a su pareja, con la enfermedad de químico dependencia (alcoholismo y / o fármaco dependencia), llegando a desarrollar actitudes mal adaptadas o inadaptadas, dentro de la relación, y sufrimiento emocional.
                                                                                     
La principal característica del codependiente es su hipertolerancia, refiriéndose a la capacidad de soportar emociones o situaciones que otras personas no tolerarían por tiempo prolongado.

La codependencia es un problema que si no se trata puede llevar a la víctima a enfermarse, es decir, es un proceso que puede ir empeorando con el tiempo.

Para los adictos, la sustancia que consumen es lo más importante en su vida. Ellos podrán decir que tú eres importante, pero la droga siempre ocupará el primer lugar. En pocas palabras, ellos ya han escogido a su novio o novia, alguien que no eres tú precisamente.
Hay quienes me han confesado que continúan en una relación con un adicto porque desean ayudarlo o ayudarla. Esa no es una buena idea. El objeto de relacionarse sentimentalmente con alguien no es para rescatarlo de una adicción. De hecho, una relación de ese tipo casi siempre termina dañando la salud emocional de quien intenta rescatar al adicto. La relación cambia la estructura del amor. A medida que te acostumbras a este tipo de amor codependiente, podrías, incluso, evitar relacionarte con personas emocionalmente saludables. Quienes entablan una relación sentimental profunda con un adicto, suelen creer que necesitan guardar un terrible secreto. Comienzan a justificar a su pareja, e incluso a mentir con el fin de encubrir el impacto negativo que le está causando la adicción de su novio o novia. Intentar rescatar a tu pareja, o protegerla, puede hacer que te sientas bien, pero es una pobrísima manera de vivir tu vida.
Si te casas con un adicto, podrías pasar el resto de tu vida siendo esclavo de una situación en extremo difícil.
¿De dónde sacarás energías para hacer algo creativo? ¿De dónde buscará la fuerza para criar una familia, o para tener una relación con Jesús, si todos tus esfuerzos están dedicados a proteger o rescatar a la otra persona?

Share this:

, ,

0 comentarios:

Publicar un comentario