El comportamiento controlador

El comportamiento controlador suele presentarse de diferentes maneras, especialmente cuando la relación está en sus inicios. Un novio o novia controladora puede exhibir:

 Un patrón de comunicación negativo: una señal de alerta respecto al intento de dominio que se avecina.

 La tendencia a interrumpir frecuentemente a su pareja.

 La inclinación a afirmar sus propias opiniones con fuerza y seguridad.

 La intención de menoscabar a su pareja.

 La tendencia a que su novio o novia no exprese sus opiniones, sentimientos y pensamientos libremente.

Esto tiende a recalcar la idea de que la opinión del otro no tiene importancia, o que él o ella no es lo suficientemente inteligente como para abrigar ideas válidas.

Este patrón puede presentarse en detalles pequeños, como elegir el restaurante en que van a comer; o en asuntos mayores, relacionados con valores o fe. Las personas controladoras suelen interrumpir a su compañero o compañera para corregirle los «errores» de un relato, e incluso no los dejan terminar y concluyen la historia ellos mismos.

Cuando se trata de asuntos importantes, no toleran desacuerdos. Si su pareja emite una opinión diferente, la parte controladora se muestra inflexible, reafirmando su opinión de manera dogmática e incluso iracunda. Emiten sus opiniones de una manera tan segura, que hacen que las demás opiniones parezcan inferiores o incluso estúpidas. Este patrón de comunicación negativo considera a la otra parte como un ser inferior cuyas opiniones prácticamente no valen nada.

No obstante lo destructiva que puede ser esta forma de comunicación, el comportamiento controlador que le sigue es mucho peor. A medida que la relación se hace más íntima, la necesidad de controlar al novio o la novia aumenta. Finalmente, la parte controlada comenzará a añorar los «viejos tiempos» en los que el control era de índole verbal.

¡El comportamiento controlador no solo es enfermizo, sino peligroso! Las estadísticas que hablan de miles y miles de esposas maltratadas no mienten. Estas mujeres saben que su seguridad, e incluso su propia vida, están en peligro. No permanezcas en una relación de esa naturaleza. ¡Corre, aléjate, huye, pide ayuda!

El amor debe ser expresado y aceptado libremente. En el verdadero amor siempre existe la posibilidad del rechazo. Si mi amada no tiene la opción de rechazar, entonces no es amor verdadero. Ella podrá ser un robot, pero no una persona que ama con libertad, porque el amor verdadero implica siempre una elección.

Los que controlan, dominan y aíslan no tienen idea de qué es amar. No son capaces de expresar un amor verdadero, ni tampoco de recibirlo. El amor verdadero nunca es forzado; siempre da opciones, y una de ellas es permitir que el objeto de nuestro afecto pueda dejarnos o rechazarnos.

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