El cónyuge ejemplar

El libro de los Proverbios de Salomón termina con un poema donde el rey Lemuel resume las características esenciales que adornan a la mujer ejemplar. Bien este poema pudiera presentar no solo los atributos de la mujer ideal, sino también los del hombre ideal y, por lo tanto, del cónyuge ideal. En hebreo este poema inicia cada verso con una letra del alfabeto, es una especie de acróstico. Donde quiera que se refiera a la mujer sustitúyela por cónyuge.

«Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará?
¡Es más valiosa que las piedras preciosas!
Su esposo confía plenamente en ella
y no necesita de ganancias mal habidas.
Ella le es fuente de bien, no de mal, todos
los días de su vida.
Anda en busca de lana y de lino, y
gustosa trabaja con sus manos.
Es como los barcos mercantes, que traen
de muy lejos su alimento.
Se levanta de madrugada, da de comer a su familia
y asigna tareas a sus criadas.
Calcula el valor de un campo y lo compra;
con sus ganancias planta un viñedo.
Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo.
Se complace en la prosperidad de sus negocios,
y no se apaga su lámpara en la noche.
Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo.
Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado.
Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia,
pues todos están bien abrigados.
Las colchas las cose ella misma, y se viste
de púrpura y lino fino.
Su esposo es respetado en la comunidad;
ocupa un puesto entre las autoridades del lugar.
Confecciona ropa de lino y la vende; provee
cinturones a los comerciantes.
Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta
segura el porvenir.
Cuando habla, lo hace con sabiduría;
cuando instruye, lo hace con amor.
Está atenta a la marcha de su hogar,
y el pan que come no es fruto del ocio.
Sus hijos se levantan y la felicitan; también
su esposo la alaba:
“Muchas mujeres han realizado proezas,
pero tú las superas a todas”.
Engañoso es el encanto y pasajera la belleza;
la mujer que teme al Señor es digna de alabanza.
¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente
alabadas sus obras!» (Proverbios 31: 10-31)

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